Comino

Comino (Carum carvi)
Es originario del este de Asia. Crece de forma silvestre en prados, borduras y pastos. Hoy en día, se cultiva como cultivo cultural para necesidades tanto farmacéuticas como alimentarias.
En la Edad Media se creía que la planta ahuyentaba a los malos espíritus con su olor porque les resultaba desagradable, y por eso la utilizaban para protegerse a sí mismos y a sus animales de hechizos y hechizos.
Los frutos se recogen en el segundo año, normalmente a finales de junio y julio, cuando los anillos y los frutos empiezan a ponerse marrones. Las plantas cortadas se atan en manojos y se trillan cuando están maduras y secas en el campo. Después de la trilla, se seca en una secadora a una temperatura de hasta 40°C y se limpia.

Se utiliza para estimular la actividad del estómago y los intestinos, elimina la pérdida de apetito y la flatulencia excesiva y suprime los espasmos del músculo liso. También es importante su efecto bacteriostático y acción contra los parásitos internos. En caso de enfermedades respiratorias, favorece la tos y también aumenta la producción de leche. La mayoría de las veces se sirve en forma de pepinillo, a veces como decocción. El comino también se puede utilizar triturado en una cantidad de 1 g 3 veces al día. Externamente, se añade a los ungüentos sangrantes para los dolores reumáticos y ciáticos. Según algunos herbolarios, mata eficazmente la sarna, las chinches y los piojos y también se utiliza contra enfermedades fúngicas y micosis.
♦Infusión: verter 2 cucharaditas de fruta recién triturada con una taza de agua hirviendo, infusionar durante 10 minutos y escurrir. Beba una taza 2-3 veces al día.
♦Decocción: 2 cucharaditas de comino triturado por 250 ml de agua. Hervir suavemente e infundir durante 15 minutos. Se bebe frío 1-2 tazas al día. También se puede utilizar una decocción en leche.