Alforfón

Alforfón (Fagopyrum esculentum)
Su origen es la vertiente sur del Himalaya.
Se cultiva como forraje valioso y como alimento.
Crece muy rápido y podremos cosecharla a las 3 semanas de la siembra.
Llegó a Europa a finales de los siglos XIV y XV y sirvió principalmente como alimento para los pobres.
En curación natural se utiliza principalmente para secar la ortiga, que se seca a una temperatura de hasta 35°C con calor artificial o en un lugar sombreado y con buena entrada de aire. Las semillas se consumen principalmente en la cocina porque pierden la mayor parte de las sustancias valiosas, importantes para fines medicinales, que quedan en la piel.

Aunque el trigo sarraceno se utilizaba principalmente como alimento, poco a poco se fue aplicando también su valor medicinal, consistente en un efecto beneficioso sobre el hígado, el sistema digestivo, las glándulas sexuales y el sistema cardiovascular.
Un papel importante aquí lo juega el contenido de vitamina P, o rutina, que mantiene los vasos sanguíneos fuertes y flexibles, previene la formación de coágulos sanguíneos que obstruyen los vasos y, junto con la vitamina C, que los estimula. Su efecto actúa contra la arteriosclerosis, la hipertensión arterial, la alteración de las mucosas, etc. Por tanto, se utiliza para varices, úlceras en las piernas, hemorroides, trastornos de la circulación sanguínea en las extremidades, accidentes cerebrovasculares repentinos, etc.
♦Infusión: Se vierte 1 cucharadita de esencia de flores secas con una taza de agua hirviendo, se infunde durante 10 minutos bajo la tapa y se cuela. Servir 3 tazas al día.
♦Cáscaras: se obtienen pelando las semillas, las trituramos hasta convertirlas en polvo y tomamos 1/2 cucharadita 3 veces al día antes de las comidas y lo bebemos con té.
Efectos secundarios: altas dosis de hojas de trigo sarraceno debido a su contenido en furcumarina aumentan la sensibilidad de la piel a la luz solar. Sin embargo, esto se aplica especialmente al trigo sarraceno como pienso.